Por: Rosa González
Desde que a principios de los años 80’ se diagnosticaron los primeros casos de VIH en EEUU, se estima que en el mundo 78 millones de personas han contraído la infección y 39 millones han muerto a causa del VIH. Actualmente hay 38 millones de personas que viven con esta condición de salud. La supervivencia a aumentado, ya que cada vez más personas tienen acceso a los tratamientos antirretrovirales, peor aún falta una brecha por cubrir ya que 13 millones de personas aún carecen de los tratamientos, 7 millones desconocen su estado serológico, y en 2019, 690,000 personas murieron por causas relacionadas a infección avanzada por VIH.En relación al COVID19, los primeros casos se dieron entre noviembre y diciembre del 2019, pero la OMS alerto hasta enero 2020 de los brotes de neumonía que se estaban dando en Whuhan. Hasta la fecha se reportan 40 millones de personas infectadas, y 1 millón de muertes a causa de esta pandemia.
El proceso normal para hacer una vacuna es de entre 5 a 10 años. Para el COVID 19, los cienticos estiman que lograrán obtener una vacuna en tan sólo 12 a 18 meses. Una vacuna no se «descubre», no se encuentra así bajo el lente de un microscopio. Una vacuna se hace, se construye poco a poco y usualmente su proceso de aprobación es lento, este panorama, me llena de optimismo que haya una vacuna pronto para COVID19, pero cuestitiono ¿por qué aún seguimos esperando la cura o vacuna contra el VIH? ¿será que somos más rentables para las fabricantes de medicamentos mantenernos con vida por medio de los ARV? ¿Si, el COVID-19 y el VIH, son tipos de virus, porque uno está a punto de tener una vacuna y el otro no?Creo que es tiempo que las y los defensores de derechos humanos, las redes locales, regionales y mundiales pongamos como prioridad en nuestras agendas de incidencia polí*ca la cura para el VIH, es urgente y es necesario, ya que los fondos de la cooperación y estatales para responder al VIH cada día se agotan y el COVID-19 ha venido a agravar esta situación
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